Muslos de pollo empanados

El pollo frito tiene su historia en Europa en la Edad media y con el pasar del tiempo ha tomado diversas variantes. El empanado es una de ellas y su método consiste en añadir una corteza crujiente que evita la pérdida de los jugos, al tiempo que absorbe la grasa usada al freír.

Ingredientes

De cuatro a seis muslos de pollo sin piel (depende de los invitados).

Sal y pimienta al gusto.

2 tazas de suero de leche.

2 tazas de aceite vegetal.

1 taza de harina de trigo.

2 huevos batidos.

2 tazas de harina de maíz.

Preparación

Sazona el pollo con sal y pimienta y déjalo reposar en el suero para que se marine durante dos horas aproximadamente. Asegúrate de colocar el pollo en un recipiente de vidrio, pues algunos moldes de metal pueden producir en el pollo un sabor ligeramente ácido.

En otro recipiente coloca la harina de trigo, los huevos batidos y la harina de maíz. Si es de tu gusto puedes agregar sal y pimienta a la harina de maíz.

Retira los muslos del suero de leche y deja escurrir un poco. Cubre ambos lados del muslo en el siguiente orden: harina de trigo, huevo y harina de maíz. Agarra el muslo por encima del tazón de harina de trigo, golpeándolo suavemente contra el costado para eliminar el exceso.

Luego sumérgelo en la mezcla de huevo y deja escurrir, y finalmente empapa todo el muslo en la harina de maíz.

Calienta el aceite en un disco profundo a fuego medio alto. Fríe cada muslo por espacio de 15 a 20 minutos. Cuando el pollo tenga un color marrón es porque está listo. Al sacarlos del disco deja que los muslos reposen unos minutos sobre unas servilletas, esto permitirá eliminar el exceso de aceite y que no se dañe su sabor.

Es importante servir el pollo mientras está caliente para disfrutar mejor de la textura del platillo. Lo puedes acompañar con unas ricas papas fritas y un poco de salsa de tomate.

Para compartir en familia o con los amigos el pollo frito es una gran elección, porque es práctico y sabroso.